Carla vivía en Conde Casal, como todas las mañanas, tomaba el metro, la línea 6. Debía esperar hasta llegar a Avenida de América para hacer el transbordo. Se levantaba muy pronto, y por regla general dormía poco a deducir por sus grandes ojeras.
Caminaba de un lado a otro por inercia, como si hubiera alguien que la condujera por el camino con una especie de correa...Todos los días el mismo recorrido.
Pero ayer fue diferente...un chico...un chico la miraba atentamente mientras ella, se quedaba embobada intentando calcular la velocidad del metro mirando a través de la ventana.
Incomodada por la situación, le miró y no pudo apartar la mirada durante 5 segundos, los más eternos de toda su vida.
Pensó que nadie jamás le había mirado de esa manera, pensó en la vida de aquel muchacho, pensó en qué podía estar pensando él y terminó sonriendo...El chicó se ruborizó, pero al final le devolvió la sonrisa...
CONTINUARÁ....
HOy he descubierto que se pueden tener agujetas en los dedos de las manos...
Ya queda menos para la súper actuación estelar de claqué!Qué nervios!
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