1.1 DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL JEFE: Es aquella tarea de suma importancia para el desarrollo estratégico de la empresa que ha de ser realizada con el máximo esmero y en el menor plazo posible.
1.2 DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL EMPLEADO: Es el hartarse a currar, normalmente como consecuencia de la última idea genial del jefe, con un trabajo que no suele servir para nada, pero que debería estar listo ayer.
En general, los marrones se reconocen inmediatamente, pero por si el lector es aún novato en estas lides y tiene dificultades en reconocerlos, se dan a continuación algunas pistas:
Introducción: Por regla general, la introducción del marrón suele llevarse a cabo por medio de frases del estilo de: "Oye, tú no tienes nada urgente que hacer, ¿verdad?" o "Mira, ha surgido una cosa que hay que resolver esta misma tarde".
Síntomas: Una vez que el marrón ha caído encima, se le puede reconocer por los siguientes síntomas:· Nerviosismo y desasosiego.· Ojeras, dificultad para conciliar el sueño.· Mala leche, en función del tipo y plazos del marrón.· Incremento desusado en el número de visitas que tu jefe hace a tu puesto para ver "qué tal...".· Aumento alarmante en el consumo de café.· Salida de la oficina a horas intempestivas con la inquietante sensación de que uno va a casa de visita.
Contrariamente a lo que pueda pensarse, el marrón no es un objeto claramente definido. Existen varios tipos de marrón y conocerlos ayuda a delimitar con claridad la actitud a tomar ante la inminencia o hecho consumado de una comida de marrón.
Este marrón tiene la característica de que es conocido con antelación, lo cual posibilita la adopción de medidas preventivas por parte de los candidatos a browned. La táctica más conocida es contraer una repentina enfermedad que impide al browned acudir a la oficina durante una semana o dos. Sin embargo, está técnica es ampliamente conocida por los browners y no se recomienda. Otras tácticas más útiles suelen ser autoasignarse marrones inexistentes y mucho más urgentes encargados por falsos browners que impiden la asignación del floating brown. No obstante, ¡cuidado! ya que esta técnica ha demostrado en ocasiones ser un arma de doble filo.
Esta es una modalidad del unexpected brown con agravantes, ya que en este caso el tiempo de respuesta del sujeto pasivo es superior al tiempo de dispatching del browner, con lo cual el marrón casi siempre consigue alcanzar su total plenitud.
Se recomienda un gran entrenamiento para este tipo de marrones, ya que, al ser altamente inesperados, sólo el tiempo de reacción y capacidad de réplica (o labia) del sujeto pasivo pueden lograr esquivarlo.
También entran en esta categoría aquellos marrones reconocidos como tales pero que aparentemente están bien dimensionados en tiempo, lo que permite respirar un poco; pero que, sin embargo, escasos minutos después eclosionan ante llamadas del tipo de la siguiente: - ¿Tienes ya ese encargo? - Ah, pero, ¿lo querías ya? - Jod..., claro, ¡si tengo la reunión a las seis!.
Como el astuto lector habrá sospechado, los browners que endiñan marrones de este estilo adquieren automáticamente la categoría de O Rei do Marrón.
El desafortunado comedor de un marrón pata negra, una vez que haya podido sobrevivir a él, gozará, no obstante, de una gran ventaja sobre sus otros compañeros, y es que acabará tan escocido que será muy difícil para los browners colarle nuevos marrones: las técnicas defensivas del ex-browned habrán mejorado ostensiblemente e incluso pueden tornarse agresivas según los casos.
· Fase de Comida. En principio comienza como un encargo, bien sea de tu jefe directo o de un compañero de otro departamento, cuya realización no parece plantear ninguna dificultad. Esta primera impresión constituye el primer error a evitar, ya que, debido a dicha sencillez aparente, el marrón es asumido ingenuamente por el incauto browned.
· Fase de Furia. Sin embargo, en cuanto uno comienza a trabajar en el asunto se va dando cuenta de que la cosa no es tan sencilla, de que va a llevar bastante más trabajo del esperado, y de que encima se lo hemos prometido para ya mismo al browner. Esta fase es reconocible porque el sujeto arrejunta las cejas y/o empieza a murmurar (o gritar, según) frases del estilo de: "...si es que soy un gilip...", o "¡quién c... me mandaría a mí...!".
· Fase de Apagar Fuegos. No obstante, el daño ya esta hecho. Sólo caben dos salidas: comerse el marrón entero, la más habitual; o bien marear la perdiz en la medida de lo posible aduciendo imprevistos y dificultades asociadas a la tarea. "No, es que el programa calcula forlayos, pero para obtener filostros hay que modificarlo y eso llevaría un par de días" es una frase muy socorrida en estos casos que no dudamos que el lector sabrá adaptar a su caso concreto.
A partir de ese instante, sólo una mente rápida será capaz de inventar una excusa plausible que permita la pronta huida. Es conveniente disponer de un amplio repertorio, ya que el excusarse alegando citas con el dentista o similar una y otra vez puede llegar a despertar el chip de alarma del jefe.